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Nadal, un N°1 bañado en oro
20 Agosto 2008 | FTIB
Hace ya tiempo que Rafa Nadal tenía una puntuación en el ranking mundial digna de muchos ex números uno del mundo. Pero el manacorí tuvo la desgracia o la fortuna, porque de todo lo malo se extrae algo bueno, de coincidir en el tiempo con un fenómeno: Roger Federer. Lejos de amedrentarse, de dejarse vencer por el abatimiento o la frustración de no poder dar caza al suizo (como les sucedió a otros), lo que hizo Rafa fue querer ser, a cada año, un jugador más completo, un mejor tenista.
Esa máxima la defiende desde que se lanzara a la aventura profesional hace cinco años. Entonces un imberbe Nadal daba sus primeros zarpazos en el circuito para, en 2004, iniciar una senda que ya no ha abandonado: la del éxito. Año tras año ha ido a mejor, su progresión es indiscutible y admirable. Año tras año se ha ido reafirmando como gran campeón. Sus hazañas eran alabadas en la prensa mundial y seguidas por los aficionados de todo el planeta. Porque Rafa es universal. Como cualquier número uno que se precie.
Ha seguido esperando su momento. Sin dar un respiro a Federer y estando listo para cuando la ocasión se presentara. Y sabía que en este 2008 la oportunidad iba a estar ahí. Hace tres meses Nadal tuvo que defender su segunda plaza en el ranking ATP con uñas y dientes. E inició una racha que le ha llevado hasta el sueño de convertirse hoy en el tercer número uno español de la historia. Son muchos los que especulan sobre la duración de su reinado. Eso es lo menos importante. Lo importante es que Rafa se merece ese puesto. Se lo ha ganado a pulso.